miércoles, 26 de diciembre de 2012

Venga, por si acaso!!

Y pensábamos que este momento no llegaría nunca, pero ha llegado: ¡¡Ya están aqui nuestros muebles!!


Mis pollitos admirando el contenedor de la mudanza a su llegada

Casi tres eternos meses se han pasado mis cosas viajando por el mundo, pero finalmente han llegado a destino en su mayoría sanas y salvas.

Ya casi no nos acordábamos de cuando en Septiembre yo me vi poseída por el espíritu "porsiacaso" y   empaqueté toooodaaaa mi casa camino de Brisbane. Un poncho de lana, venga por si acaso, dos paelleras, si mejor que una, por si acaso, un reactor nuclear, dale, por si acaso... Es ahora, cuando me he puesto a abrir cajas, cuando me he dado cuenta de dicha posesión, porque no hay mejor exorcismo para estas cosas que intentar desempaquetar con 5 criaturitas felices echándote una mano (al cuello), lo quieres tirar todo para acabar antes...he flipao conmigo misma ¿Para qué metí yo monos de esquí? ¿Y botas con borreguillo?...también debí de pensar que me venía a un pequeño pueblo en la estepa Siberiana, porque a parte de lo anterior, metí un montón de gorros, guantes y bufandas y también tengo 1345 perchas, porque claro aquí de eso no venden...

Eso si, todo requetelimpio, ni una briznita de hierba tenían las bicicletas.

Cuando las empresas de mudanzas internacionales contactaron con nosotros nos dejaron muy claro que Australia era super mega tiquismiquis con sus controles aduaneros y que no podíamos meter en el container ni zapatos con arena en las suelas, ni bicis con ruedas sucias, ni por supuesto nada animal, ni vegetal...un rompedero de cabeza, venga a limpiar y a guardar cosas...
El resultado ha sido que efectivamente al llegar a Brisbane los del control de aduanas revisaron nuestro contenedor y encontraron que 29 objetos decorativos navideños no cumplían la normativa establecida para entrar en Australia y nos ofrecieron dos opciones:

- Que les diesen un tratamiento de rayos gamma (o sea que los churruscasen) que los dejaba purificadísimos y posiblemente jodidísimos también, por el módico precio de 700$.

- O bien que los tirasen a la basura (o se los llevase el aduanero a su casa) por el módico precio de 120$.

Como se trataba de cuatro mierdecillas navideñas de Ikea hemos decidido tirarlos con mucho amor, claro está, si bien nunca una caja de bolas pal árbol  me había salido tan cara.

Por otro lado, hemos vivido unas navidades anticipadas porque a los peques, que tienen memoria de pez, se les habían olvidado sus juguetes y cada caja que se abre es una fiesta. Eso si, los daños colaterales es que tengo a un Spiderman de poliéster a 32 grados y con un 65% de humedad...no veo el momento de quitarselo.

La reflexión de esta mudanza es también la de cosas superfluas con las que vivimos...ya nos habíamos acostumbrado a vivir con lo justo y de repente tenemos la casa llena de un montón de cosas que no se donde voy a guardar...echar, lo que se dice echar realmente en falta ...mi thermomix, mi sofá y poco más y los niños están felices pero también lo estaban cuando jugaban con la escoba y las sillas del comedor...de hecho lo que más juego está dando son las cajas.

Sigo desempaquetando tratando de que se vea el suelo antes de que lleguen los abuelos que vienen a pasar con nosotros la Navidad, pero no se si moriré en el intento.

PD: Los abuelos han llegado y las cajas siguen en el salón.
PD2: Parece que van a seguir unos dias más...

PD3: Te quiero abuela, buen viaje.

3 comentarios:

  1. Entre caja y caja, les deseamos un año cargado de alegrias e ilusiones. Y para nosotros que sigas contando vuestras anecdotas!! Un abrazo grande.

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    1. ¡Feliz año familia! Un abrazo especial para Mate de Nico :-))

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  2. ¿Qué tal la comida thermomixera again?

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