miércoles, 24 de julio de 2013

De macizos y beodos

Ayer cuando publiqué la entrada sobre el viaje de Sydney, un amigo me comentaba "me gusta más cuando te cabrean y nos lo cuentas", pues ea! va por ti Miguel, os voy a contar dos cosillas que me han puesto de muy buen humor.

Como la mayoría ya sabéis, mis dos niñas tienen hipermetropía, de ahí las gafas Fashion que lucen. Debido a esto, toca hacerles revisión a todos sus hermanos, por si acaso y ahora, que ya es capaz de no volver loco al oculista, le tocaba el turno a J.

Por nuestra condición de inmigrantes no tenemos derecho a Seguridad Social y tenemos un seguro privado de salud, que luego nos reembolsa parte de lo que nos gastamos, una mierda para ser exactos. Inocentemente, pensé, que cómo en España, yo podía buscar al oftalmólogo que me diese la gana, llamarle, pedir cita y listo, pero no amigos. Con la mafia aussie-médica hemos topado.

Si quieres visitar un especialista, tanto la primera vez como para revisiones, tienes que ir primero a un General Practitioner (médico de familia) que te haga un volante con el que puedas ir al especialista, pero ojo, no a cualquiera, sólo al que te pongan en el volante. Pues nada, allá que nos vamos con J a la doctora de cabecera, que nos hace, tras el módico precio de 50$ por la consulta, un volante para un oftalmólogo muy estupendo especialista en niños y que nos va a cobrar sólo por saludar, la cantidad de 300$, luego si eso ya veremos si es más.

El día de la consulta en cuestión, conseguimos alinear los planetas con la ayuda de los abuelos que pasaban aquí su último día, de forma que el abuelo llevaba a los tres mayores al cole, el pequeño se quedaba con la abuela y papá y yo nos ibamos con J a la cita, que era en la otra punta de la ciudad a las 9 de la mañana.

Pues ale, papá pide permiso en el trabajo para acompañarnos, dado que mi nivel de inglés no da para tecnicismos médicos y empezamos la odisea. Como no, para darle animación a la mañana, llueve, llueve mucho y el trafico de Brisbane con lluvia es para tirarse de los pelos, pues en general y ahora así, entre nosotros, que no nos leen, son muuuuuuuy garrulillos conduciendo.
Para darle más emoción al asunto el GPS decide volverse loco y cuando ya estábamos en la calle a la que íbamos nos damos cuenta que vamos por el número 1150 e íbamos al 708 y los números siguen creciendo. Hay ya empiezan las discusiones típicas de Jose Luis Moreno, de que lo has puesto mal, que no que te calles que me pones mu nerviosa...vamos lo normal cuando suelo conducir yo. 

Al final el GPS se puso cabezón y no hubo manera de que nos llevase a destino así que, a tomar por saco, lo apagamos y nos conectamos al GPS del móvil, mientras D llamaba a la consulta para decir que llegábamos 5 minutos tarde, pero que llegábamos, que no cundiese el pánico, ya que cosa muy graciosa si nosotros no íbamos a la cita a la hora señalada o la cancelábamos, teníamos que pagar 50$ en concepto de cancelación.

Finalmente llegamos a la "Clínica del ojo de a tomar vientos" sólo con 5 minutillos de retraso y sin habernos pegado todavía. Dimos nuestros datos y nos dispusimos a esperar nuestro turno en la sala de espera. Hay que decir, que por una vez y sin que sirva de precedente, J estuvo de lo más entretenido con unos juguetes que había, pinturas y una gran pecera.

El tiempo pasaba y no nos llamaban...15 minutos, 25, 35...45 minutos después vino una enfermera y empezó a contarnos algo en inglés, que yo al principio no entendí, pero que a medida que iba atando cabos me iba haciendo enfurecerme por momentos.

La señora en cuestión nos estaba diciendo que el médico no iba a venir, porque acababa de llamar que se había puesto malo.

Al ver mi cara de cabreo decidió contárselo a D, que asentía educadamente, mientras yo por mi parte le preguntaba en español al mismo tiempo, Qué no va a venir? Nos está diciendo esta paisana que no nos atienden? La mato!!!

D me mandaba callar por lo bajini para poder enterarse bien de la historia, mientras yo trataba de hacerle preguntas a la buena mujer, pero como estaba tan cabreada sólo balbuceaba frases inconexas en spanglis que no tenían ningún sentido...a D le daba la risa de oírme lo que me cabreaba todavía más, así que me limité a mirarla con cara enfurecida y a despotricar en español rezando para que en sus tiempos mozos hubiese sido mochilera y se hubiese pasado un verano en Mallorca y pudiese entender parte de los tacos que yo iba soltando.

Yo tengo mi propia teoría del asunto y es la siguiente (llamadme peliculera si queréis, pero no suelo equivocarme):

Si tu tienes que pasar consulta a las 8 de la mañana, te levantas como muy tarde a las 7 y en ese momento es cuando piensas "joder que malo estoy, así no puedo ir a trabajar" y llamas a la oficina para comunicarlo y que cancelen tus citas...si te has despertado a las 9:45 y es en ese momento cuando llamas, tu no estás malo, peazo de cabrón, tu lo que tienes es aún una curda que ves a Ghandi.

Y llamadme exagerada y mal pensada, peeeeeero casualidades de la vida la noche anterior hubo un importantísimo partido de rugby entre Queensland (que somos nosotros) y New South Wales (que es el estado de Sydney). Dicho partido, es un Derby súper reñido que se celebra una vez al año y que mueve muchísima afición, y más casualidades de la vida lo gano Queensland, por lo que me juego la mano derecha y no la pierdo a que el desgraciado del oculista lo estuvo celebrando con los amigotes y esa mañana no se podía levantar de la cama del resacón que llevaba, como Mecano vamos.

Al final, dado que no nos podía atender otro médico, pues el especialista en niños era sólo el borrachín y todo el mundo sabe que los ojos de los niños son iguales que los de adulto pero más pequeños y eso entraña una tremenda dificultad, tenemos cita con otra el martes que viene, cita a la que mandaré sólo a papá con el pollo, dado que ya no tenemos canguros y la doctora es china, que son su especialidad.

Por otro lado y sin que tenga nada que ver con lo anterior, hará cosa de tres meses, en un arranque de optimismo de esos que me dan a mi a veces, decidí apuntarme a un gimnasio cerca de casa, con la vana esperanza de poder ir, o bien por las noches o bien los días que J tiene Kindy, ya que el gimnasio contaba con un servicio de guardería de una hora para poder dejar a E.

La verdad es que en este tiempo habré ido como mucho 6 veces, por un lado porque por la noche me da una pereza que me muero irme a NADA que no sea a dormir y porque E llora como si lo matasen. No le gusta nada quedarse en la guarde y lo pasa fatal.

Ante este panorama, hoy decidí que era el momento de darme de baja y dejar de pagar a lo tonto, esperando que en mi otra vida pueda volver a apuntarme.

Como J hoy tenía kindy me he ido con E, que el pobre ha empezado a llorar temiéndose lo peor según hemos llegado al parking. Ya le he convencido, de que no se iba a quedar, y con él agarrado como un koala, hemos entrado a la recepción. 

Nos ha atendido la señora que está habitualmente, a la que he tratado de explicarle que me quería dar de baja, pero lo he debido decir muy raro porque no me entendía (o no me quería entender).
Una vez que ya se ha enterado ha empezado a decirme frases muy agudas e inteligentes al respecto tipo " that is not good" ...si otra cosa no me dices, maja, pues claro que no es good, no te jode, si fuese good pues vendría todos los días a darme masajes y un baño turco pero como no es good, pues eso, que me des de baja, leches.

El caso es que ya le ha saltado la famosa alarma que tiene cualquier servicio que contratas, que es la de "esta quiere darse de baja, horrorrrrrrrrr" y me ha mandado pasar a una salita a esperar a no se qué.

Pasados 5 minutillos, he entendido claramente el por qué de mi espera: me ha mandado al buenorro anti bajas.

Casi me ahogo de la risa, acordándome de un capítulo de "Friends" en el que los chicos no se podían dar de baja del gimnasio porque siempre les salía un pibón y les liaba...pero yo soy una madre curtida en mil batallas acostumbrada a negociar a diario hasta el color de las bragas de mis nenas, así que un macizo en mayas no me iba a sobornar.

La verdad es que el muchacho estaba de muy buen ver e iba tan prieto que se le veían hasta las intenciones, pero entre los tatuajes que me dan mucho asquito y  que yo tenía claro cual era mi objetivo, hemos empezado las negociaciones:

- pero, qué pasa es que no te diviertes con nosotros? acaso no te hemos tratado bien?...quizá podríamos mirar un plan de ejercicios personalizados más ajustado a tus gustos...

_ Si, sois todos muy majos y estupendos, pero es que resulta que yo tengo 5 hijos y no tengo tiempo ni para peinarme y claro, la realidad es que al final no vengo ni una semana, por lo que estar pagando una cuota para no venir, pues no me convence, así que si no te importa, dadme de baja.

_ Claro, pero es que es una pena, porque si a ti te gustaba venir, que lástima, no? No quieres pensártelo mejor?

_ Pues mira, no, porque resulta que E llora desconsoladamente cada vez que le dejo y la verdad, es que así no me compensa, salvo que tengáis un servicio de canguros a domicilio...:-)

_ Ya, pues no...bueno claro, es que 5 son muchos...vale, pues te traigo los papeles de baja entonces.

Como veis después de un ratillo ya se ha dado cuenta de que era un caso perdido y me ha dado de baja.

Ni que decir tiene que cuando se lo he contado a D, me ha dicho que la semana que viene se va a acercar a ver si le sacan a la "buenorra contrata el gimnasio" y ya si eso, a la siguiente semana  se da de baja...

3 comentarios:

  1. No me suelo reír leyendo, ¡¡¡pero lo tuyo es demasiado!!! Veo un cierto "paralelismo" entre nosotras, por un lado, y nuestros maridos ;)

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    1. ¡Pues no nos ibamos a reir ni nada, compartiendo aventuras aussies! :-))

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  2. Arancha, que tal??? Tanto tiempo! Que es de vuestras vidas? Besos a todos.

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