El protocolo me está matando.
Yo estos actos sociales ya
los tenía superados e ir a una fiesta de cumpleaños, incluso con mis cinco
churumbeles, era pan comido...pero aquí, las normas del juego son otras y yo
estoy completamente descolocada.
Resulta que te invitan a un
cumpleaños y tienes que llevar comida para compartir. Bueno, vale, a esto ya le
hemos cogido el truquillo y ahora vayamos a donde vayamos vamos siempre con un
táper lleno... por si acaso.
Eso si, en España, normalmente
cuando vas a un cumple infantil no llevas nada de comer. Las medias noches de Nocilla
ya las pone la madre del homenajeado. Pongamos que vas a casa de unos amigos y
llevas el postre...lo que NO haces es llevarte lo que sobra de vuelta a tu
casa. Pues aquí si...vas con tu plato y lo que sobra pa tu casa...O-O
Otra cosa que me resulta muy
curiosa es que, normalmente si yo iba a casa de unos amigos y llevaba una tortilla
de patata, llegaba y decía "toma, es una tortilla" y ya la anfitriona
decidía qué hacer con ella, cómo servirla y demás...aquí NO. Yo llego con mi
paquetito y digo "es una tarta para compartir" y tal cual, te dan las
gracias y lo ponen en una mesa...pero sin abrir. Y tu piensas, bueno ya lo abrirán,
pero no lo abren. Y yo me estreso...y espero...y ...no lo abren!!...y le digo a Papá León "oye, que no lo abren..." "pues ábrelo tu, boba" me
contesta él, pero a mi me da apuro ponerme a mangonear las mesas ajenas...así
que...
Si tu no lo abres, partes la
tarta y la preparas nadie lo prueba de forma que te lo vuelves a llevar entero
a tu casa. Este puede ser un buen truco para llevar lo mismo a varios cumples
si te coinciden el mismo día, pero vamos yo que pa' esto soy muy española dejo
allí mi paquete esperando que en algún momento se lo coman en su casa.
En este mismo orden de cosas,
están los regalos de cumpleaños. Tampoco se abren.
Tu llegas, le das el paquetito
al niño y los ponen todos juntitos en una mesa hasta que se los llevan a su
casa donde los abren en la intimidad. Esta medida no me parece mal, pero me
asaltan dos reflexiones:
¿Podrían mis hijos aguantar
toda la tarde sin destripar los regalos? Noooooooo
y por otro lado...
¿como les hago entender a mis
hijos que su amiguín no lo va a abrir hasta que llegue a su casa? Le persiguen
todo el rato con el regalo y el pobre niño venga a devolverlo a la mesita. Deben de pensar que los
españoles somos muy cansinos.
Otra muestra de lo raros que
son sus protocolos a veces es que Papá León, se queja de que en la oficina nadie
queda para comer...cada mochuelo a su sándwich y rara vez toman un café juntos.
Son bastante Juan Palomo. Eso si, llega la fiesta de Navidad se tajan como
piojos y al día siguiente se pasan la mañana haciendo y recibiendo llamadas de
disculpas por haberle tocado el culo a alguien en la fiesta o haber alabado
alegremente algunos pechos ajenos.
Y el protocolo que más me
trae por la calle de la amargura es el empaquetado del súper. Aquí hay tres cadenas de
supermercados; Woolsworth (como un Sánchez Romero, todo muy cuco y muy
prohibitivo), Coles (parecido al anterior pero tirando más a Mercadona) y Aldi
(una especie de Día, el más humilde).
Los primeros días compramos
en Woolsworth porque estaba situado debajo de nuestro hotel y en seguida nos
dimos cuenta que este no era nuestro sitio, salvo que alimentásemos a los niños
a base de fideos chinos.
En Aldi compro algunas cosas
que son muy baratas comparadas con el resto, pero hay cosas muy básicas que no
tiene y la verdad no estamos tan fastidiados cómo para empezar a consumir
"Churricola" en vez de Coca-Cola.
Así que nuestro súper es
Coles. En este tienen por costumbre que los cajeros te embolsen la compra, o
bien en bolsas de plástico, o bien en las que tu lleves.
Yo suelo ir una vez por semana
(al menos) y lleno un carro. Nunca he visto a nadie con un carro lleno... no se
si es que van todos los días y por eso compran tan poquito o que viven del aire,
pero la realidad es que entre mi prole y su consabida algarabía y mi carro
hasta los topes, llamamos la atención.
Como sus compras son tan
pequeñitas tienen habilitadas varias cajas rápidas y sólo una para carros
grandes, por lo que me suele tocar casi siempre el mismo cajero. Me he
convertido en su peor pesadilla. Según me ve llegar empieza a resoplar y un sudor
frio le recorre la espalda (o eso creo yo, porque su cara es un poema)
Empiezo a poner la compra en
la cinta, mientras mis niños hacen volar la compra por la borda del carro, se
esconden huevos kinder por los bolsillos y desordenan las revistas del corazón.
Yo con una mano sigo vaciando
el carro y con la otra recompongo el desaguisao, mientras que mascullo que me
los voy a comer con patatas, pero para él, esto no es suficiente y nos lanza
varias miradas asesinas.
Va apartando artículos de mi
compra a su alrededor, porque no estaría bien meter en la misma bolsa los
tomates con el Nesquick...Noooooo!! Eso es una aberración!!!! Todo el mundo
sabe que hasta que no aparezcan las galletas de desayuno no puede embolsar el
Nesquik, de forma que va reservando productos que se le acumulan a la espera de la pareja
ideal para ser embolsados y claro el hombre se aturulla porque se queda
sin sitio y yo no le doy tregua, ya que si no vacío entero el carro en la cinta
no puedo pasar al otro lado a empezar a meter bolsas...pa verle...empieza a
farfullar , se desconcentra ¡¡¡Maaaaadreeeeee que nerviosita me pone!!! ...O sea
que yo he perfeccionado mi técnica para hacer mi compra en media hora con todos
mis pollos y me paso 40 minutos para pagar...amos, amos...
El otro día ya en pleno
fregao, cuando el hombre estaba ya a punto de desistir de su tetris mental
sobre el embolsamiento ideal, se encuentra que he comprado unas aceitunas a
granel, de esas que te ponen como en un taper guarrindongo de plastiquillo y se
les ha salido el aceitillo, de forma que cuando ha ido a coger los plátanos se
ha pringao entero ¡Casi le da un infarto al buen hombre!...yo viendo ya que nos
lo cargábamos y que se había colgao como el Windows y ni pa lante ni pa tras,
muy solícita y para aligerar la situación cojo un paquete de servilletas de la
cinta y lo abro ofreciéndole un par para limpiarse ¡Pues buena la hice! ¡Casi
le pongo la puntilla!...se puso granate y me pareció entender entre espumarajos
que no las había pagado todavía y que no las podía abrir y ahora qué?,
ahoooraaa qué?, ehhh? Queeeeé???...yo le tranquilicé diciéndole que no pasaba
nada, que me las llevaba abiertas sin problema que pa' eso las había abierto
yo...naaaaadaaaa, casi le da un parabán...
Creo que ha pedido la baja
laboral por estrés...ya os contaré a quien han puesto el Lunes.
Y yo mañana tengo un picnic.
Veremos que pasa con la comida para compartir ;-).
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De esta guisa salíamos el otro día del supermercado...mu discretos |